9/7/08

MUY CERCA AL MAR


En una noche helada, muy solo situado frente al mar de la Punta, contemplando a mis pies el vaivén de las aguas, sintiendo el fuerte frió que acariciaba mi piel de bronceado marinero, lanzaba piedras provocando que las aguas diáfanas me entonen melodías de amor, y de pronto dejé caer mis lágrimas que bañaban el suelo terso de mis mejillas.

Lo que me esta pasando es sólo que hoy es uno de esos días en que me embarga la tristeza, una amiga, mi fiel amiga, el amor de siempre, se fue lejos de mi sin su voluntad. Mi pobre corazón no lo puede soportar, oprime mi pecho con fuerza y poco a poco va ha apagando mi vida. ¿Tendré fuerza? no lo se. Hoy es uno de esos días en que espero con ansias ser abrazado, sentir el calor, la ternura de los brazos de mis amigos, mis verdaderos amigos. Espero con ansias ese instante para poder quedarme allí y no seguir sintiendo esta soledad que se detiene en el tiempo.

Me quedo perplejo ante esta soledad innata, hoy sólo añoro su abrazo, su compañía, su calor, sus caricias, te extraño tanto mi amor, recordando siempre esos instantes en que entregamos en una caricia todo, en que con una mirada profunda y llena de ternura reflejamos sin palabras el amor puro que sentimos. Y hoy en esta noche de frió intenso mis sentimientos voy contándolo al mar, mar que me entiende y me acompaña con un unísono cadencioso melodía de amor.

Silencioso y en la misma soledad comprendí que eran los mejores momentos de mi serenidad y ante tanto frió llegue a entender que fue el propio mar de la Punta que esta guardando todas mis confesiones. Si, es maravilloso ese vaivén preciso de las aguas que me escucha y se guarda todo lo que le digo respondiéndome con melodías.

Al seguir observando el inmenso mar y su majestuosa belleza que muestra a todo aquel que como yo desea conversar, solo necesito algo de ti para seguir viviendo y aún después de todo en mis sueños está tu sonido, tu voz melodiosa que llena la noche donde me acomodo en un momento dulce y en cuanto respiro no caigo al abismo de la soledad.

Pero a pesar de todo no fui capaz de moverme y permanecí en la orilla del mar de la Punta congelándome de frio. Reaccioné transformando mis propios sueños, sueños de siempre con la esperanza de evadir la soledad oscura, mala y perversa. Quisiera describir mis sueños cuando tocan mi despertar, mis ojos se convertirán en brillos, brillos que germinan en flores, y flores en sus pétalos de amores e ilusiones trenzadas en un mundo de colores, que late y late respirando profundamente con muchas ganas de seguir viviendo.

Santa Clara, 09 Marzo 2008
Michael ROBLES Domínguez
MIRODO

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